Si Pudiera Retroceder el Tiempo Compraría Menos Cosas y Viviría Más Momentos

“Las cosas cuestan lo que estamos dispuestos a pagar por ellas”, ese es su precio real.

¿Te has puesto a pensar en el poder que tienen las cosas materiales sobre nosotros?

Se ha vuelto tan importante adquirir bienes que hemos dejado de lado momentos invaluables para conseguirlos.

Constantemente gastamos en cosas que nos dan satisfacción momentánea: un poco de seguridad física (autoestima) o social (casa, auto, tecnología). Pero seguimos sin poder comprar la felicidad, el tiempo, la salud, o el amor.

Muchas veces compramos artículos que nos hacen sentir 5 gramos más felices, por 5 minutos de duración, aunque nos cueste años aceptarlo.

art Catalina prueba

Poniendo las cartas sobre la mesa, te das cuenta que nada material vale tanto la pena como las experiencias vividas.

Varias personas próximas a partir han dedicado sus últimas palabras orientadas hacia lo emocional y no a lo material:

“Si pudiera retroceder el tiempo seguro dejaría de comprar cosas innecesarias y lo invertiría en otra deliciosa cena con mi madre, un atardecer inolvidable o un viaje a un lugar maravilloso”.

experiencias

Serían muy pocos los casos de personas que se despidan diciendo: ojalá me hubiera comprado ese perfume que estaba en rebaja y que nunca más utilizaré!.

Y es que es así. Trabajamos ocho horas o más al día para tener cosas que ni siquiera podemos disfrutar por falta de tiempo y energía. Muchas de esas están guardadas en un armario o en algún rincón de la casa.

“Las cosas cuestan lo que estamos dispuestos a pagar por ellas”, ese es su precio real.

egoismo

Desde niños nos llenamos de ilusiones y sueños que de adultos se van convirtiendo en objetivos materiales. ¿Dónde quedaron los sueños de ser un profesional por pasión y no por sueldo? De hacer lo que amamos, crecer y descubrir el mundo, los deseos de volar, las ganas de explorar.

Se esfumaron día a día cuando aprendíamos a conseguir un trabajo que pague bien, un título, un cargo, en un lugar en donde tal vez no queríamos estar pero que según aprendimos era lo correcto.

estres

Nos demanda tanto esfuerzo y recursos obtener lo material, que incluso nos cuesta mucho compartirlo. El mundo se ha vuelto egoísta, y egocentrista, gente con dinero en el bolsillo y con poco en el corazón. Valemos por lo visible más que por lo interior.

Constantemente hacemos listas de cosas por comprar o cuentas por pagar, de vez en cuando deberíamos hacer listas de momentos por vivir, lugares por visitar, personas a quien llamar y sueños por cumplir.

Deberíamos llenar nuestra cuenta emocional con el mismo esfuerzo que llenamos la bancaria, con acciones en alza como abrazar, reír hasta llorar, cantar en la ducha, dar comida a quien tiene hambre.

ayudar
Estas acciones no serán cotizadas en la bolsa, pero seguro te traerán mucha más riqueza. Además su precio es alcanzable para todos.

Aprendamos a convivir con los dos lados de la moneda y a llenar con alegría los vacíos que inconscientemente llenamos con objetos. Consumamos de forma responsable dando el valor que se merece el dinero.

Si supiéramos el precio real que tienen el tiempo y la energía para obtener cosas, todos decidiríamos ser un poco más pobres pero mucho más felices.

Vía:

Catalina 2